El festival musical de El Calafate  fue parte de los festejos por el 142° aniversario del bautismo del Lago Argentino, llegó a su fin con el espectacular show del cantante español.

Enrique Iglesias fue el gran número musical del año en la 7° Fiesta Nacional del Lago. La propuesta musical del municipio que conduce Belloni volvió a superarse a sí misma, con 5 artistas internacionales -la última noche se sumó la banda uruguaya Olvidate!- y 7 nacional con recorrido fuera de la Argentina. El Calafate volvió a ser epicentro de una de las movidas culturales y deportivas más importantes del país, con actividades que comenzaron el 25 de enero y se extenderán hasta el 3 de marzo, a la que acudieron y llegarán todavía, visitantes de toda la provincia, el país y la región.

La jornada final de la Fiesta Nacional del Lago, concluyó ayer con la presentación de Enrique Iglesias como el plato fuerte de un día que comenzó con mucho movimiento alrededor del Anfiteatro del Bosque, tanto por la presencia de quienes se acercaban a comprar las entradas y hacían la fila para el ingreso, como por la ya tradicional carrera de mozos y camareras que se realizó con la colaboración de UTHGRA.

Las puertas se abrieron alrededor de las 20.30 para la antesala del show que dio la banda de cumbia pop uruguaya “Olvidate!”. El público cantó y bailó los hits de moda en las discotecas como “Amor para un rato”, “Soltera”, “Qué calor” y “Robáme un beso”.

Más tarde, Enrique Iglesias salió a escena con “Move to Miami”, el nuevo hit con el que está recorriendo los escenarios en el marco de su gira por el mundo. El show fue espectacular, con un impresionante despliegue de láser, efectos especiales de todo tipo y luces coloridas de última generación. No faltó el repaso de sus éxitos recientes como “Súbeme la radio”, “El baño”, “Bailando”, “Duele el corazón”, y muchos otros.

La interacción del artista con el público fue total, al punto de subir una chica del público al momento de cantar “Héroe”, pasearse cerca del vallado para tocar las manos de los presentes, una recorrida por la terraza frente a las cabinas del periodismo en la que se dejó fotografiar, y el acústico que brindó en la isla del centro del campo.

Las últimas canciones se vieron embebidas por el color de las luces, el papel brillante que inundaba el Anfiteatro del Bosque y piñatas con las iniciales del artista. La gente cantó, bailó, saltó y gritó al compás de una presentación de primer nivel internacional.